viernes, 5 de abril de 2013

Por preguntar que no quede

¿A que sentimiento me aferro?
¿Qué ilusión me queda por estirar?

¿No está bien ya?¿no?¿ya?

¿Dónde me escondo esto para que no pique?
¿Cómo ha conseguido esta tormenta desorientarme,
cómo es que no está aquí mi faro?
¿Qué estaré haciendo mal? ¿Qué me podré reprochar?
Qué tengo que cambiar que no me doy cuenta

Y yo tengo que tratar con cuidado y no ofenderte,
y si sangro no salpicarte,
no vaya a ser que no te salte.

Y yo tengo que entederte
y perdonarte como siempre.

Moderme la lengua,
callar todas estas tormentas
que me salen por los ojos
y pintarme las uñas de rojo
y ponerme los labios cóncavos
¿y los besos? ¿qué es eso?

¿Quién viene si grito,
si quien escucha mi voz no la entiende,
o hace como que no la oye ?
Si hace mucho que no sé dónde llamar si no me duermo por la noche
¿A qué grito yo entonces?
¿A un eco que me apuñale
para oír lo que ya me daña dentro?

Ya me callo.
Ya me calmo.
No molesto.

Sí.
Sí.
Te entiendo

Y me escribo un valiente en la carpeta
con tinta de cobarde, y abajo una pregunta abierta.
¿Esto merece la pena?





Casi todas las preguntas, tienen la misma respuesta.
¡Que asco de teoría!

No hay comentarios:

Publicar un comentario